¿Por qué el impuesto al consumo es considerado un “mal impuesto”? — Explicación sencilla de su funcionamiento e injusticia

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¿Por qué el impuesto al consumo es considerado un “mal impuesto”? — Explicación sencilla

El impuesto al consumo es un tributo que pagamos cada vez que compramos bienes o utilizamos servicios. Sin embargo, existe una crítica persistente que lo califica como un “mal impuesto”. ¿Por qué se percibe de manera tan negativa? Aquí tienes una explicación clara para quienes no conocen bien el sistema fiscal.

1. Regresividad — Mayor carga para personas de bajos ingresos

El impuesto al consumo aplica la misma tasa (actualmente 10 %) para todos. Aunque esto parece “justo” a simple vista, en realidad, las personas con menores ingresos destinan una mayor proporción de sus gastos al impuesto al consumo, soportando así una carga más pesada. Esta característica se denomina “regresividad”.

“El impuesto al consumo grava a los consumidores y hogares comunes a través de los precios. Por lo tanto, es un impuesto altamente regresivo, inapropiado para fines sociales.”

2. Un sistema que favorece a las grandes empresas — Devoluciones de impuestos

Existe un sistema de “devolución de impuestos” (devolución por exportación) en el que las grandes empresas exportadoras reciben grandes sumas de dinero en lugar de pagar el impuesto al consumo. Por ejemplo, compañías como Toyota reciben anualmente más de un billón de yenes en devoluciones.

“El impuesto al consumo es un mal impuesto, y su aspecto más injusto es el sistema de devoluciones para los grandes exportadores. Mientras que las pequeñas empresas ven aumentar su carga fiscal, los grandes exportadores no pagan nada a la administración tributaria y solo ven aumentar sus devoluciones.”

3. Pesada carga para pequeñas empresas y negocios no rentables

El impuesto al consumo se aplica incluso a pequeñas empresas y a aquellas que no generan ganancias. Incluso si un negocio tiene pérdidas, debe pagar el impuesto, lo que presiona aún más su gestión.

“El impuesto al consumo recauda impuestos incluso de empresas en números rojos.”

4. Introducido junto con la reducción del impuesto sobre sociedades y la renta

Cuando se introdujo el impuesto al consumo, se redujeron las tasas máximas del impuesto sobre sociedades y sobre la renta. Como resultado, la carga fiscal sobre las grandes empresas y las personas con altos ingresos disminuyó, mientras que aumentó para los hogares comunes y las pequeñas empresas.

5. “Para la seguridad social”: un pretexto frecuente

A menudo se afirma que “el impuesto al consumo es para la seguridad social”, pero en realidad, gran parte de estos ingresos se utiliza para compensar la reducción de impuestos a grandes empresas o para cubrir déficits presupuestarios estatales.

“El impuesto al consumo va en contra del principio de capacidad contributiva, es regresivo y constituye un sistema fiscal muy favorable a las grandes empresas.”

Debido a estas injusticias fundamentales —regresividad, ventajas para grandes empresas, carga para pequeñas empresas y personas de bajos ingresos— el impuesto al consumo es considerado un “mal impuesto”. Comprender cómo funcionan los impuestos puede ser el primer paso hacia una sociedad más justa.

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